A punto de terminar el curso, hago planes para un verano que espero agradable -es lo que deseo a todos- y que en parte dedicaré a reflexionar e investigar sobre los nuevos retos a los que se están enfrentando ahora las mujeres. Pero de eso ya hablaremos en la rentrèe. Lo que me interesa hoy es la cuestión del edadismo, o discriminación por la edad, patata caliente de la que huyen los políticos y las administraciones. En cuanto a las empresas, en su mayoría silban y miran al techo: en España, solo el 17,39% de los empleados tiene 55 años o más, porcentaje que baja al 0,52% en edades superiores a los 65. No es el caso de otros países europeos.
Es cierto que no todos los trabajadores son víctimas del despido puro y duro, pero en la cercanía de los 50, si se les despide -siempre están los primeros en la fila- saben que van a convertirse en fantasmas, salvo que tengan mucha capacidad para reconstruirse de otra manera y no resulta nada fácil. Más del 50% de los currículos de los trabajadores viejos ni siquiera se revisan porque se da por hecho que no encajarán en la empresa, tendrán seguramente la pretensión de cobrar un salario adecuado o -la mejor coartada- se les supone fuera de juego en esta era digital. Tal vez lo estén, tal vez no, pero ni siquiera se tienen en cuenta unas cualidades que serían una riqueza para la empresa, sobre todo si reciben una formación complementaria (formación que tendrán que proporcionar también a contratados más jóvenes). Pero el edadismo no escandaliza como el racismo, los prejuicios de género o de orientación sexual.
Aunque hay iniciativas y estudios que están tratando de contrarrestar esta cruda realidad, el edadismo made in Spain sopla en estos momentos, en forma de prejubilaciones anunciadas, sobre muchos trabajadores que superan los 50 años. Supongo que las empresas que han puesto en marcha sus máquinas de viento tendrán buenas razones, como creyeron tenerlas en los 90 con aquel descarte humano brutal y acelerado que lastró las cuentas de la Seguridad Social, multiplicó dramas personales y seguramente generó unos cuantos errores económicos y de gestión porque los relevos no siempre estuvieron a la altura de las circunstancias. En último caso, las empresas no son las encargadas de solucionar los nuevos problemas sociales, aunque les toquen de cerca, sobre todo cuando estamos hablando de una cuestión que merecería un gran debate social, tan realista como imaginativo y que tenga en cuenta el presente y, sobre todo, el inminente futuro de nuestro país. ¿Alguien habla de eso? ¿Se ha tratado en las inacabables campañas electorales? ¿Está en las agendas? Sobre el mercado laboral, el aprovechamiento del talento, o la formación con mayúsculas solo hay un silencio abisal o un guirigay lleno de tópicos y confusión.
A pesar de las indicaciones de la Estrategia de Lisboa establecida por la UE en el 2000 y revisada periódicamente desde entonces, la expulsión del mercado laboral de personas válidas -vía paro indefinido, vía prejubilación (aunque sea más confortable), vía jubilación anticipada- es un hecho recurrente en nuestro país, especialmente incomprensible con un panorama de sequía demográfica como el español y con un futuro para las pensiones donde no sabes a quién creer, porque todas las voces autorizadas suenan a veces tan crueles como irresponsables. Unas jalean a esos pensionistas que protestan en las calles -y a veces, por desgracia, no han cotizado para tener la pensión de sus sueños- y les prometen lo imposible; otras anuncian recortes en las pensiones de presente y de futuro, pero sin dejar de estrujar a sus víctimas… Y las de más allá entorpecen con todo tipo de excusas las vías para el reenganche profesional de los jubilados, mientras exigen prolongaciones de la vida laboral, como si realmente dependiera en muchos casos de los trabajadores y no de las empresas que los tienen en nómina. De hecho, son muchos -también en la Administración- los que han estado acelerando el adiós por si sus condiciones empeoran si esperan un poco más en jubilarse.
Lo que no se hace es mentalizar de manera positiva sobre la prolongación de la vida laboral, algo que encajaría perfectamente con el (feliz) alargamiento de la vida. Bien porque se ha maltratado mucho a los trabajadores en la medida que envejecen, bien porque no se ven demasiadas políticas prácticas, bien porque todo se condiciona y se burocratiza en exceso, el caso es que ni los afectados, ni nadie, parecen tener muy claro qué es eso de alargar los años de trabajo.
Las empresas tampoco, tal vez por esa falta de debate positivo en la sociedad. Bastante tenemos -dirán algunas- con hacer frente a otros aspectos de la diversidad. Lo cierto es que el 90% de ellas no dispone de plan alguno de actuación para sus trabajadores mayores: ni medias jornadas, ni aprovechamiento de su experiencia y contactos… El 15% -siempre empresas grandes- tiene protocolos de prejubilación para sus sénior, a los que se acogen de grado o a regañadientes los empleados; un 60% ofrece fórmulas mixtas para que se jubile parcialmente y todos contentos -la empresa se ahorra un dinero, el Estado un poco-.
El pasado año, justo en el arranque del verano, se publicó el informe Los trabajadores seniors en la empresa española, coordinado por Rafael Puyol, director del Observatorio de Demografía y Diversidad Generacional de la Fundación IE, en colaboración con la consultora PeopleMatters, algunos de cuyos datos utilizo en esta reflexión. El informe está disponible en la web de la Fundación. Uno de esos datos, muy relevante, es que en 2031 -a doce años vista- uno de cada cuatro españoles tendrá más de 65 años y la falta de relevo generacional, sumada a esta destrucción continuada de talento mayor seguramente pondrá en apuros a muchas empresas, tanto las que se permiten el lujo de desperdiciar profesionales como a las que se estén creando. ¿La inmigración? Sí, claro que ayudará, pero salvo que venga ya formada -y habrá entonces que pelear con la competencia de otros países europeos también envejecidos-, habrá que esperar a que muchos de los futuros perfiles salgan de la escuela.
Vivimos en una época con pocos precedentes en algunos aspectos. Como mujer, alguna vez he hablado de lo que significó -al menos para las de mi generación, pero también para otras profesionales más jóvenes- carecer de ejemplos femeninos a la hora de desarrollar la carrera profesional, teniendo que lidiar con inercias, tradiciones y también roles que queremos ejercer como la maternidad, por ejemplo. Pero es que en el caso de la edad pasa lo mismo. No se vivía tanto tiempo en el pasado. No se vivía tan bien. Jubilarse y morirse solían ser verbos relacionados. No es el caso. Así que es absurdo funcionar, como sociedad, de espaldas a la realidad y a las posibilidades de personas en buena forma física y mental.
Si no tienen intención de arrojarse a la pira cuando cumplan 50 años todos los gobernantes, sindicalistas de pro, empresarios y demás viejos en ciernes, no veo por qué deben sacrificarse únicamente los sufridos cotizantes.
Me ha encantado, me ha encantado!!!
Como mujer cerca a los 50 años, veo esta realidad cada día más cerca y en muchos casos infundada, ya que las mujeres de nuestra generación hemos estudiado y nos hemos preparado para estar activa toda nuestra vida y creo que es así.
A veces, no veo que la gente joven de mi alrededor sea mejor, pero si se les valora más.
Un placer
Paz
Es un tema muy triste pero hay que moverlo para llevarlo a la agenda política. como los afectados no se quejan, hay otras prioridades. iran prolongando la edad de jubilación y la gente no puede cotizar 20 años sin trabajar.
Gracias Paz, he tenido una serie de problemas que me han impedido contestar. Espero que el enadismo pase al olvido pronto. Cada día se ven más acciones y con voluntad es un tema que se podría resolver. ¡Suerte!
Gracias Eva por tu escrito. Muy interesante
Gracias Eva y enhorabuena por el artículo ya que refleja la situación tan cruda como es!.
Creo también, que la revolución tecnológica que estamos viviendo transforma el escenario empresarial y profesional radicalmente, hay amenazas pero también muchas oportunidades que debemos identificar.
La formación permanente a lo largo de nuestra vida, el conocimiento de las nuevas tecnologías, el reciclaje profesional y la adaptación al nuevo escenario son las claves para una vida profesional más larga.
Hay que explorar nuevas maneras de aportar valor a las empresas, más allá de una contratación laboral tradicional. Y en la medida en que aportemos valor diferencial a las empresas y a la sociedad, por nuestro conocimiento y experiencia, nuestra actividad profesional tendrá todo el sentido y conseguiremos trayectorias profesionales más sólidas y duraderas.
Un abrazo
Sofía
Perdona por el retraso pues tuve un problemilla técnico. Es cuestión de tiempo. los viejennials se les mencionará con el respeto debido y se les buscará. Seguiremos empujando para que así sea.
[…] Artículo previamente publicado en Eva Levy and Partners […]
Fantastico artículo Eva. Estoy toalmente de acuerdo con tus opiniones al respecto. ¡ENHORABUENA! y espero que mensajes como este lleguen a calar alguna vez y se reaccione en consecuencia.
Perdona Monse. Es una prueba pues contesto los post pero no llega a nadie.
Querida Eva:
Estoy de acuerdo contigo. Quizás tú y yo seamos parte de la excepción que confirma la regla, pero con 50 nos hemos reinventado para seguir dando guerra. Ilusión, paciencia, renunciar a la zona de confort, menos sueldo, pero podemos seguir aportando… y mucho.
Un beso y buen verano
Tu amigo Luis Miguel Morón
No se si recuerdas Luis Miguel mi tribuna «Viejos pero útiles» pues eso valemos para mucho y estamos dispuestos a negociar otras condiciones. Solo hay que ver los países que tienen el mercado de trabajo liberalizado lo bien que van. Factura va, factura viene y dinero para Hacienda además de gastar con alegría. Mañana estaré en un evento en ENDESA y la Fundación Mas Humano. El tema es la decisión SAVIA, como la plataforma para seniors que tienen con el mismo nombre. Como todo, hay que lucharlo. ¡Quién nos iba a decir en 2008 cuando empecé con mujeres en Consejos de Administración que ya la presencia de la mujer en esos órganos de poder iba ser imparable en España en 2019 y nos queda mucho por hacer. Un abrazo. Eva.
Justo el mismo día que he estado comentando algo relacionado, denominado el Talento Silver.
Tener más de 50, independientemente de la experiencia que puedas aportar, en mi caso muy extensa. Ya quisieran muchos «Comunity Managers» saber la mitad de lo que sé de RR.SS. y marketing online. O haber sido el responsable de la introducción del vídeo dígital, primero con el formato MPEG-1 y después con el «Streaming Media» en España. Después de haber recibido la oferta de dirigir Real Networks en Europa y no poder aceptar por el 11S…
Experto en muchas áreas del mundo audiovisual y, además, creativo, innovador, que no ha parado de formarse, resolutivo… El caso es que todo eso da igual. La discriminación por edad es real y nadie hace nada.
Como autónomo que ha «superado» la crisis (no he saltado desde un puente, que ya es mucho decir) te tienes que buscar la vida fuera de España, donde se valora la excelencia. Buscando opciones laborales, decir que tienes 25 años de experiencia, no sirve.
Mi CV está en mi perfil de LinkedIn y lo miran y lo envío y, a la vez, trato de mejorar mi negocio ofreciendo cosas, simplemente, muy bien hechas.
Nos lo han puesto muy difícil y, psicológicamente, es un palo todos los días.
Gracias por este excelente artículo.
Hola Javier nada más recibir tu post te contesté pero tuve un problema de manejo y no salió nada. Ahora está todo OK.
Mañana estaré en un evento en ENDESA con la Fundación Mas humano ya que tienen una plataforma para el talento senior, SAVIA. El lema de la jornada es la decisión SAVIA.
El problema Javier es definir quién es viejo y a qué edad. Mis primos de Estados Unidos tienen 75 y 78 años y siguen trabajando 2 o 3 días por semana, según quieran ellos. Viejo hoy día es una persona dependiente. A efectos de RRHH a partir de lo 45 los años pesan y eso sí se sigue investigando para Vivir a 100 Años. ¿Cómo se come eso? ¿De qué va a vivir la gente? Se habla de cuidar el talento, de formarse permanentemente pero no se dice ni el cómo ni para qué si las puertas están cerradas.
En el año 2007 se proclamó la ley de igualdad y yo fui una de las grandes luchadoras de la causa. A base de pelearlo, estamos muchos mejor. Este tema requiere voces, diálogo, convencer a los sindicatos, instituciones,.. del valor del talento senior a todos los niveles. ¿Qué mensaje le damo a los jóvenes quitando de en medio a gente que vale porque es cara y mayor sin dar otra opción que la calle? Seguiremos luchando y avanzaremos. Dentro de nada será la era de los viejennials. ¡Con mucha honra! Un cordial saludo.
Muchas gracias Eva por esta magnífica reflexión. Totalmente de acuerdo con las dificultades con las que nos encontramos los trabajadores senior. Afortunadamente y tras más de un año en paro, he ido viendo cómo compañeros míos de Outplacement se han ido recolocando. Estoy hablando de gente en torno a los 58 años y parece que el mercado está de nuevo volviendo los ojos al talento senior. Total…. es una manera de fichar capital humano con conocimiento y experiencia con salarios más bajos de los que les correspondería, no sólo porque los salarios se han reajustado con la crisis, sino porque la oferta de trabajadores de 55++ es mayor que la demanda.
Estupendo artículo, Eva.
Muchas gracias y buen verano.
Pilar Varela