Imaginemos que, de un día para otro, un gobierno demente, de los que han surgido tantos en el pasado y de los que, sin duda ninguna, surgirán en el futuro, amén de los que vemos florecer en nuestra perturbada postmodernidad, decida darle una extensión universal a un programa llamado «bersaglieri». Seguro que alguna/o os estaréis preguntando: «¿Y eso que es?». Los bersaglieri son un cuerpo de elite del ejército italiano que tiene como signo particular la prohibición de andar. Cada vez que el bersagliere viste su uniforme se pone en seguida a correr. Imaginemos, pues, que ese gobierno decida que todas (y todos) tenemos la obligación absoluta y permanente de correr. Basta de paseos indolentes, de tertulias callejeras, de amoríos bucólicos, de saludos a conocidos y desconocidos en sombreadas plazoletas; basta ya de despilfarrar un tiempo que resta rentabilidad a nuestra mermada economía. ¡A correr todos! «¿Pero, y los viejos?» ¡A correr! «Y los impedidos?» ¡A correr! Y «todos los aquejados de graves dolencias físicas o mentales?» ¡A correr, que ya estamos muy por detrás de los chinos y de los americanos! “¿Y el que se caiga?” “Pues ahí se queda, porque no tenía por qué caerse”.
Seguro que os decís que semejante pesadilla no podría darse en una sociedad tan civilizada como la nuestra, pero eso es porque no sabéis que ya estamos sumergidos en el programa “bersaglieri”, no en su dimensión espacial sino cronológica. Por el momento seguimos andando por la calle, pero en nuestros cerebros se ha instalado esa orden tremenda: correr. Pensadlo. Es el tema predilecto en las conversaciones desde unos años: “¡pero si es que no da tiempo de nada”! Y no hay tiempo, porque al tiempo, que es flujo, continuidad, lo hemos descuartizado en una infinidad de microscópicas unidades que en otras épocas hubiesen sido legítimamente relativizadas y que hoy en día nos imponen su ley. “Qué horror, no he contestado al mail que Fulanito me envió hace diez minutos”. ¿Pero, es que no puede Fulanito esperar una hora o dos? Hace unos cuarenta años, yo era joven, estaba en el despacho de un tío mío, excelente comerciante, y note que dejaba para el final, o incluso no leía en el momento, las cartas certificadas. “Tío”, le pregunte, “¿por qué haces eso, si son las más urgentes?”. “Urgentes para el que las envío”, me contestó, “no para mí”. Lo que en aquel momento me pareció puro cinismo, hoy lo percibo como profunda sabiduría. Centenares de Fulanitos nos exigen cotidianamente respuestas inmediatas a sus requisitos que, en la mayoría de los casos, ni nos conciernen. Y lo peor es que les respondemos. Y si no lo hacemos sentimos remordimiento y hasta angustia.
Con el sentido del tiempo hemos perdido el sentido de casi todo. Es verdad que la historia raramente se repite y que lo propio del ser humano es tanto olvidar como recordar. La segunda guerra mundial sobrevino veinticinco años después de la primera, como si las naciones europeas sufriesen de amnesia, o como si su memoria estuviese hipertrofiada. Pero al no preocuparnos del pasado, al estar obsesionados por el urgentísimo presente, hemos perdido nuestra capacidad de reflexionar, de comparar, de prever fuera de los “patterns” elaborados en oficinas ajenas a nuestra historia y a nuestra cultura. Y a nivel individual, en qué puede quedar un ser humano al que se le van quitando progresivamente la nostalgia, la esperanza, la capacidad de imaginar lo que quizá jamás existirá pero que enriquece nuestro mundo interior. Arrinconados en el momento actual vamos perdiendo ese privilegio de la humanidad que es poder estar simultáneamente aquí y allá, en la interioridad y la exterioridad y saber viajar libremente por todas las dimensiones del tiempo. El tiempo perdido es, no siempre, pero a menudo, el tiempo para otra cosa. Al horrendo y permanente “¡a correr!”, la mejor respuesta se la da, bajo la forma de una pregunta, la letra de un viejo tango:
«total ¿para qué? «
Querida Eva, una magnífica reflexión, bien esculpida en tu agradable y sedosa prosa, que me ha hecho parar en seco. Un fuerte abrazo. Pepe.
Leo tu reflexión en cuano me ha entrado en el correo ¡horror!, pero ha merecido la pena esta vez ¡correr a leerla!. No puedo estar más de acuerdo. Excelente reflexión que da gusto leer… y pensar…. Un abrazo.
Justa e interesante reflexión y lo peor es que no es de rabiosa actualidad, sino !perenne! la prisa llegó par quedarse y sus escabrosos resultados en términos de salud, calidad de vida e incluso de rendimiento, también. Un abrazo Eva
Gracias Eva por esta sabia reflexión. Toca parar y pensar hacia dónde vamos y sobre todo, cómo.
Excelente comentario Eva, me ha dejado reflexionando precisamente en el valor del tiempo….
Querida Eva, siempre aciertas en tus reflexiones, como en el tiempo en que las haces. Tan verdad que nos pasamos el día corriendo sin saber para que! Gracias por hacer que nos paremos y nos demos cuenta de verdad de que es urgente y que es lo necesario, para disfrutar de la vida
Querida Eva: Me uno a tu preocupación. Ahora bien, todos somos responsables. La consecución de objetivos, reducción de costes y el propio miedo al despido, sobre todo en épocas de crisis nos hace vivir en la vorágine de una manera activa. Hacemos correr y corremos con la sensación de que si no hacemos todo deprisa, estamos incumpliendo con la empresa, con el sistema.
A medida que cumplimos años y maduramos, nos damos cuenta de la tontería que hemos hecho al asumir el estres como algo natural, cotidiano y lo mas triste hasta justificado por nosotros mismos.
Debería decir, viva tu tío. (y viva los pueblos y ciudades pequeñas, donde realmente se vive de manera diferente)
Aprovecho para enviarte un fuerte abrazo de tu buen amigo, Luis Miguel Morón
Luis Mi hemos trabajado mucho pero con bien ambiente y hemos disfrutado. En la vida de hoy se ha confundido la inmediatez de la tecnología con las respuestas que tenemos que dar en nuestra vida y no tenemos tiempo de nada. Siempre comento que,contrariamente al dinero, el tiempo ni se acumula,ni se almacena. Lo que no hayamos vivido, perdido está. Disfrutar de la vida es todo un arte y para ello hay que saber poner límites. Un abrazo Eva
Excelente post Eva, tanto correr y tanto querer hacer veinte cosas a la vez para no perder el tiempo, y tristemente, para no disfrutar de ninguna con plena conciencia, para no entregarnos a nada a fondo, sino pasar por todo de manera superficial. Hay que pararse a pensar, ¿a dónde vamos como pollos sin cabeza?
Estimada Eva, has expresado en pocas palabras muy claras el sentimiento que tienen muchas personas en los tiempos que “corren”. Pero como dice Luis, muchos somos cómplices. Dejemos de serlo. Iniciemos un nuevo camino marcando o recuperando el paso perdido. Gracias Eva.
Que buena reflexión Eva…¡Enhorabuena!
Me ha venido a la cabeza el poema «Brevedad» de Jorge Bucay. Dice:
He nacido hoy de madrugada
Viví mi niñez esta mañana
y sobre el mediodía
ya transitaba mi adolescencia.
Y no es que me asuste
que el tiempo se me pase tan deprisa.
Solo me inquieta un poco pensar
que tal vez mañana
yo sea demasiado viejo
para hacer lo que he dejado pendiente.
¡Hagámosnos dueñas de nuestro tiempo, de nuestra vida…!
No es facil Mercedes pero vale la pena intentarlo.
¡Cuánta razón Eva! toca pensar y reflexionar sobre el ritmo de vida que llevamos, afortunadamente aun no somos máquinas y estamos a tiempo de cambiar y parecernos más a tu tío. Un abrazo
Qué acertada reflexión Eva! Gracias y enhorabuena por ayudarnos a «mirar hacia dentro» de vez en cuando.
Un fuerte abrazo,
Magda
Querida Eva
Estoy siguiendo a rajatabla el consejo que me dio una amiga cuando me jubilé. Me dijo:» Pilar, desde ahora, se acabó el correr»….y ya ves.. he leído tu correo al día siguiente de recibirlo…ganas me daban de leerlo ayer pero…lo hago hoy tranquilamente después de desayunar. Y.. ha merecido la pena porque lo he leído con calma…
Es una sabia reflexión y te agradezco que la compartas. Un fuerte abrazo,
Pilar
yo soy incapaz de tener esa disciplina. Me laegro que tengas tanto autocontrol.
Me uno a todos los comentarios de felicitación. Qué gran verdad, Eva!!. Pienso que esto que nos ocurre está muy relacionado con el «hacer» y el «ser». Parece que «somos en tanto hacemos». Si no haces, no estás y, por lo tanto, no eres. Y nos despreocupamos de lo importante, del «ser», de «nosotros mismos». Eso no les ocurría a nuestros mayores. Hoy día nos parecen de grandes sabios reflexiones de grandes personas, como tu tío, que se miraban a sí mismos y definían lo que realmente les merecía la pena. Y me pregunto: ¿qué reflexiones harán el día de mañana nuestros hijos y nuestros sobrinos? ¿Verán que pudimos recapacitar a tiempo? Yo a ratos me pongo a ello. Felicidades y un fuerte abrazo!!!
Muchas Gracias Eva, tus reflexiones siempre nos ayudan… Y no siempre te lo agradecemos lo suficiente. Un abrazo
Gracias Francisco. Compartir es maravilloso
Excelente reflexión ! Gracias por compartir algo q si bien la mayoría somos conscientes de nuestra inconsciencia en este aspecto de nuestra vida… no hacemos lo suficiente para combatirlo .
Es un placer leerte !
Gracias, Luna, estamos a tiempo de corregir.
Eva, siempre tan sabia. Teniendo un tío así es lógico…:) hay que atreverse a no contestar. Gracias por compartirlo. Estamos enganchados al móvil…. pero reconozco que a mi me encanta… la rapidez, la inmediate, que tengo prisa por vivir por si me muero antes de tiempo..un abrazo bella mujer.
Muchas gracias por tu post, Interesante reflexión.
Gracias por tu interés y por seguirme siempre.
Ay¡ Eva. Leo muchos de tus post y me encantan. Siempre me queda una grata sensación. Cómo me gustaría saber expresarme como tú lo haces; son reflexiones sobre temas que nos rodea.
Me sumo a todos los comentarios que aportan tus seguidores.
Y con el tiempo, no voy a olvidar lo que aquí expresas, porque mi hija y yo tenemos dos seres queridos, mi marido y mi hijo, que nos hacen frenar nuestras carreras. Disfrutemos de lo que tenemos.
Gratos recuerdos de aquellos tiempos.
Un abrazo fuerte.
Gracias Nuria. Creo que es importante compartir nuestras alegrias y nuestras reflexiones. Estamos corriendo todo el dia y no sabemos en qué se nos va el tiempo que es el bien mas grande y precioso que tenemos. Ojala que con esta tribuna ayude a mucha gente a pararse y pensar. Felices Vacaciones de Pascua.
Excelente reflexión traída de una forma exquisita. Triste reconocer que tienes toda «la razón del mundo» y que soy la primera que me considero una yonqui que este tipo de vida que en muchas ocasiones no me permite disfrutarla.
Textos son un «gong» que nos hace pararnos y pensar. Muchas gracias!
Una magnífica reflexión, especialmente en estos días, que no se nos olvide lo importancia de parar y mirar las cosas con perspectiva, siempre es una mirada mucho más rica. Gracias Eva por «iluminar nuestros caminos»
Un abrazo,
Gracias, Amelia. Todos corremos mucho y muchas veces para no ir a ninguna parte. Feliz Descanso.
Gracias Eva por tu reflexión. Me encantó.
Eva,
Excelente reflexión!
Un fuerte abrazo, y gracias por hacernos siempre pensar!
Firma alguien que ha dedicado su vida profesional a “medir el tiempo”!