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Complejo/ Complicado

Tengo dos nietos que entrarán en primaria el curso que viene y me ha dado por pensar en qué supondrá para ellos pasar de una aproximación al conocimiento integral – como la que ahora tienen – a otra compartimentada en asignaturas inconexas. Puede que eso sea lo cómodo y quizás hasta lo necesario, pero sabemos por experiencia, que induce a que los niños las consideren un fin en sí mismas, lo cual les resta vigor en su afán de explorar, descifrar y compartir de forma empírica y lúdica ese mundo que tanta curiosidad despierta en ellos todavía.

Y es que, el asunto de la separación entre la parte y el todo es algo en lo que reflexiono cada vez más a menudo, porque, en este mundo tan globalmente conectado e interrelacionado, para saber sobre algo de verdad, me parece que se ha de aprender a lidiar con la complejidad de la unidad (de lo que está unido) – por paradójico que esto pueda parecer. No hacerlo, conlleva caer en el error de la parcialidad, tan común estos días.

Y aprovecho para hacer la distinción entre complejidad y complicación. Complejo se refiere al número de componentes en un sistema, mientras que complicado lo hace al nivel de dificultad que percibimos en algo, lo cual depende del interés y de la capacidad que cada uno ponga en comprender lo observado. La buena noticia es que, tanto la curiosidad genuina como la voluntad de encontrar respuestas más allá de las que nos son dadas, se educan y se desarrollan con la práctica. ¡Ojalá sean esas – de hecho – las cualidades que nos ayuden a promover los profesores de primaria! Y digo “ayuden” pues no cabe duda de que esa es una tarea compartida con los padres, los abuelos y la sociedad, en suma. Somos, en efecto, a la vez producto y productores de nuestra sociedad y por eso precisamente decía Edgar Morin, considerado como uno de los más grandes pensadores del siglo XX y XXI y la figura más destacada del pensamiento complejo, que el contrario de una verdad no es siempre un error, sino que puede ser una verdad contraria y que hay que ligar las verdades contrarias para entender el todo.

El secreto para abordar lo complejo reside hoy más que nunca en integrar la información divergente de fuentes directas, locales y diversas y, por tanto, en valorizar y capitalizar la pluralidad que he defendido siempre.

La velocidad y la profundidad del cambio que vivimos, requieren de nosotros una clarividencia y una agilidad de la que no siempre somos capaces solos pero que se incrementan de forma notable cuando podemos recibir de forma estructurada y optimizada el análisis y la experiencia de terceros que observan la situación de uno desde lugares muy diferentes y sin vínculos limitantes con la misma. Así lo entendieron también los profesores Payette y Champagne de Canadá, artífices de la metodología del Codesarrollo Profesional que hemos elegido para dinamizar nuestros “Consejos Asesores Alternativos”, y que consisten en abordar, de forma colectiva, retos profesionales individuales – reales, concretos y presentes – para, entre todos, ampliar las perspectivas y recursos de cada uno de los participantes y ayudarles a encontrar soluciones más creativas y eficaces, que puedan plasmar en un plan de acción personal al final de la sesión.

Trabajamos con grupos de hasta 8 profesionales y fuera siempre de los equipos naturales porque, aunque la diversidad de los equipos es absolutamente necesaria, no es en cambio siempre suficiente. Si bien es verdad que el sistema (equipo natural en este caso) puede ser mucho más que la suma de las partes e incluso desarrollar propiedades que ninguna de ellas contiene en sí misma, también lo es que puede sumar menos que las partes, cuando el sistema – dominado por el miedo, por ejemplo – se hace inhibidor de ciertas cualidades de las mismas. Y hoy cunde mucho el miedo, pero eso, es tema ya para otro día.

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