“Nueva normalidad, mismo cáncer”. Es el último slogan de Astrazeneca y pega fuerte. Es una llamada a no descuidar las rutinas de diagnóstico oncológico en este contexto de pandemia y no puedo menos que aplaudir la iniciativa pues son además varios los amigos y conocidos personales que se han visto afectados en este sentido desafortunadamente.
Y lo menciono en días previos al 8 de marzo porque cada 15 segundos, una mujer es diagnosticada con cáncer de mama en el mundo y porque ese mismo cáncer supone la primera causa de muerte en mujeres de entre 40 y 55 años. Tan malas noticias se ven solo mitigadas por el hecho de que la tasa de mortalidad haya disminuido en los últimos años gracias a los programas de detección precoz y a los avances en el tratamiento sistémico, y por eso precisamente me reafirmo en lo que es ya mi leitmotiv en materia de igualdad de género: la necesidad de no dar nada por supuesto, de hacer seguimiento, de proteger y de seguir construyendo sobre lo que tanto ha costado conseguir en este último siglo.
Y así lo corrobora la ONU también en su el último estudio, que muestra que, a pesar de los avances en algunos ámbitos como la educación, el progreso de la mujer se ha estancado en este último cuarto de siglo, y que advierte: “Veinticinco años después de la adopción de la Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, el progreso hacia la igualdad de poder y los mismos derechos para las mujeres sigue siendo difícil de alcanzar. Ningún país ha logrado la igualdad de género y la crisis del COVID-19 amenaza con erosionar los limitados logros que se han alcanzado”. El informe reúne 100 datos estadísticos sobre seis temas relacionados a la igualdad de género: población y familias; salud; educación; empoderamiento económico y propiedad de activos; poder y toma de decisiones; y violencia contra la mujer y la niña, así como el impacto del COVID-19. Los resultados son aún preocupantes: Solo el 47% de las mujeres del mundo están empleadas; apenas 20 son jefas de Estado o Gobierno; solo un 50% puede decidir utilizar métodos anticonceptivos o negarse a tener relaciones íntimas; todavía representan el 75% de los padres solteros; y aún son sometidas al matrimonio infantil y mutilación genital. Y como sabemos además que, en las crisis, y esta pandemia lo es a escala global como ninguna antes, son las mujeres las que salen peor paradas, ¿Qué hacemos?, ¿Nos resignamos pues a “nueva normalidad, mismos retos”?
Queda sin duda mucho por hacer y no será llano el camino pero, en estos días en que celebramos el aterrizaje exitoso de la NASA en Marte, recordemos que no hace mucho, eso mismo nos parecía tan inalcanzable como improbable nos parece hoy gozar de una sociedad global genuinamente armoniosa e inclusiva y, aferrémonos a su flamante rover “Perseverance”, como símbolo de esperanza y prueba fehaciente de que, con perseverancia, el buen hacer siempre da fruto. Por todo ello, en Eva Levy & Partners, lo tenemos claro: “nueva normalidad, mismo compromiso”. ¿Y tú?
¡El día 8 de marzo, como hoy y siempre, brindemos por las mujeres y por que, juntos, sepamos hacer de este mundo nuestro, un lugar mejor para todos!
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